Fiebre Q: Bajo control

En la mayoría de las partes del mundo donde se produce leche, existen enfermedades zoonóticas, y una de ellas es la "Fiebre Q", que en Chile no había sido detectada sino hasta fines del 2017. Fue entonces cuando se dio la alarma, luego de que algunos trabajadores presentaran síntomas asociados a esta patología, equivalente a un resfrío y/o neumonía atípica.

La sobrerreacción de las autoridades de la época generaron un gran revuelo, y la falta de información y conocimiento científico, dieron pie para crear protocolos inadecuados, generando con esto una alarma regional, que a todas luces no guardaba ninguna proporción con la realidad, ni tampoco con la experiencia comprobada de otros países, que por años han convivido con esta enfermedad.

Desde un inicio, Aproleche Osorno y los otros gremios agrícolas del sur, fueron categóricos al señalar que las medidas interpuestas en ese momento, fueron desproporcionadas, asociadas a un aprovechamiento mediático totalmente contraproducente, y que además mantuvo a los productores bajo la lupa de las autoridades, y cuestionados públicamente.

Luego de variadas mesas de trabajo, gestiones en los medios donde hicimos ver nuestra postura, y reuniones con los distintos Ministerios pertinentes, logramos que hoy finalmente se esté recogiendo la experiencia internacional en el manejo de esta puntual y acotada enfermedad, y prontamente será homologado su manejo a otras enfermedades zoonóticas presentes en el país.

Creemos que nuestros trabajadores son lo más importante, y siempre hemos entregado todas las condiciones para que ellos se desenvuelvan en ambientes seguros, y con las mejores condiciones laborales. Y por lo mismo, los nuevos protocolos permitirán, en caso de presentarse algún nuevo foco, abordarlo con procedimientos claros y concretos, asegurando en primer lugar la salud de nuestros colaboradores agrícolas y sus familias; de tal forma que nunca se repita el generar una alarma pública, ante una situación que hoy, se encuentra totalmente bajo control.

Por Ricardo Hott, médico veterinario y director de Aproleche Osorno

Austral de Osorno